Saturday, April 29, 2017

Guardianes de la Galaxia, Vol. 2 (Guardians of the Galaxy, Vol. 2)



Síntomas: Para variar, los Guardianes de la Galaxia se meten en problemas mientras realizan su más reciente "trabajo"; y, cuando están al borde del desastre, reciben inesperada ayuda de un misterioso individuo con un secreto en su pasado.

Diagnóstico: Guardians of the Galaxy (2014) es una de mis películas favoritas del Universo Cinemático de Marvel. La he visto tantas veces que ya aprendí a ignorar sus problemas de tono, edición, y consistencia narrativa; además, me sigue encantando la irreverente sensibilidad del director James Gunn (cuyo trabajo he admirado desde Tromeo & Juliet), así como la efervescente química de los personajes, perfectamente caracterizados desde la primera vez que aparecen en la pantalla.
Entonces, era mi esperanza que la secuela resultaría aún mejor, resolviendo las fallas de la original y creando situaciones dramáticas y humorísticas más complejas para explotar las personalidades de Star-Lord (Chris Pratt), Gamora (Zoe Saldaña), Drax (Dave Bautista), Groot (voz de Vin Diesel), y Rocket (voz de Bradley Cooper). En cierto modo se cumplieron todos mis deseos... pero también surgieron nuevos problemas que empañaron un poco la experiencia y dejaron la secuela (en mi humilde opinión) uno o dos escalones más abajo de la original.
Primero lo malo, para salir rápidamente del paso. Además, casi todas mis quejas implican spoilers, así que no profundizaré demasiado en ellas. Solo diré que, globalmente, la historia maneja excesivos elementos y sub-tramas que afectan el ritmo de la película. Guardianes de la Galaxia, Vol. 2 logra ser más épica y más íntima, con inmensas secuencias de acción donde la galaxia misma está en juego (¿o quizás el universo?), pero al mismo tiempo resuenan emocionalmente en el corazón de los personajes. Sin embargo, la mayor parte de estos triunfos transcurre durante la media hora final, dejando un largo período inicial donde se "acomodan las piezas" con notable falta de dinamismo. Después de noventa minutos sentí que los Guardianes (junto con algunos nuevos aliados y enemigos) pasaban mucho tiempo en discusión pasiva, esperando que ocurrieran cosas, en vez de incitar la acción por sí mismos. Y, en un plano más particular, tampoco me gustó lo que Gunn hizo con una de las más bizarras creaciones de Jack Kirby, reduciéndola a un personaje genérico y predecible. Ya sé que la historia está vagamente inspirada por eventos de los comics de Marvel, pero aún así me pareció una oportunidad desperdiciada para retar nuestra imaginación con algo realmente cósmico y surrealista (por lo menos algo del calibre de Rick and Morty).
En cuanto a lo bueno... ¡todo lo demás! Los actores continúan con gran entusiasmo el desarrollo de estos entrañables personajes, expandiendo de manera lógica su repertorio de rutinas y creando inesperadas interacciones que revelan nuevas facetas de su carácter (¿quién pensaría que Rocket tiene tanto en común con Yondu?) Me gustó la participación más extensa de Nebula (Karen Gillan) y la nueva adición de Mantis (Pom Klementieff), por no mencionar cierta banda de piratas que ofrecen muy interesantes posibilidades para futuras secuelas... a menos que Thanos interfiera con su guantelete multicolor. No, Thanos no aparece en Guardianes de la Galaxia, Vol. 2... simplemente estoy especulando sobre el futuro de la Fase 3.
Y aunque el uso de canciones setenteras (incluídas en el cassette que Peter Quill recibió al final de la primera película) a veces se siente empalagoso, no puedo negar que complementan maravillosamente el tono de todas las escenas, en un raro caso donde la banda sonora se siente como parte integral de la historia, y no como "música de fondo" para promover algún artista de moda. Hablando de lo cual... sobra decir que hay que quedarse hasta el final de los créditos, no solo para disfrutar múltiples "stingers", sino para escuchar la canción de cierto artista popular en Alemania. No, no es Udo Dirkschneider.
La original Guardians of the Galaxy fue una anomalía en el Universo de Marvel, y Guardianes de la Galaxia, Vol. 2 continúa la tendencia, alejándose de fórmulas super-heróicas para establecer su propio estilo de fantasía, más cercano a la ópera espacial "pulp" de Flash Gordon y Starcrash... lo cual quiero tomar como justificación de algunas exageradas escenas que rompen la ya de por sí frágil "realidad" creada por James Gunn como marco de estos pintorescos anti-héroes (ejemplo: la rebelión de los Ravagers, y sus eventuales consecuencias). Como sea, Guardianes de la Galaxia, Vol. 2 me pareció ligeramente inferior a la original, pero aún así me gustó bastante, y quiero verla más veces para disfrutar por igual los pequeños detalles (Mattel Electronics Football), y las grandiosas batallas que es imposible asimilar de una sola vez. Sin embargo, me sigo preguntando... ¿dónde están las canciones de Kiss?
Calificación: 8.5

IMDb

Friday, April 28, 2017

No Toques Dos Veces (Don't Knock Twice)



Síntomas: La escultora Jess (Katee Sackhoff) quiere reparar la relación con su hija adolescente Chloe (Lucy Boynton), a quien no había visto en nueve años. Pero cuando la muchacha finalmente acepta mudarse con Jess, trae consigo una maldición que adquirió al tocar la puerta de una casa embrujada.

Diagnóstico: Los ingredientes fueron buenos, pero la receta quedó insípida.
Al principio me pareció acertado fusionar el misterio sobrenatural de No Toques Dos Veces con el drama familiar de Jess y Chloe. El conflicto entre madre e hija tenía el potencial de crear intensas emociones que podrían hacer más profundo el horror, trascendiendo el simple nivel visual. Y se nota que el director Caradog James (The Machine) se esforzó por lograr esa conexión, con ayuda de dos actrices cuyo trabajo generalmente aprecio (Lucy Boynton y Katee Sackhoff). Desafortunadamente la historia pierde cohesión casi de inmediato para refugiarse en genéricos sobresaltos, arbitrarias pesadillas, y excesiva palabrería que solo vuelve más confusa la maldición del fantasma, frenando el ritmo de la película hasta el punto del aburrimiento.
En otras palabras: otra dosis de los mismos clichés que aquejan al cine de horror desde hace décadas. No debería extrañarme.
Lo que me sorprendió un poco fue la cantidad de publicidad que recibió esta película en México. ¿Nadie reconoció a tiempo su mediocridad? O, peor aún, ¿sabían que era mala, y trataron de crear expectativa para engañar a muchos incautos durante el importante "opening weekend" (el cual compartió con Guardians of the Galaxy Vol. 2, nada menos)? A fin de cuentas no importa. Sólo es una muestra más de las incomprensibles políticas de los distribuidores en este país. Fin del comentario editorial.
Regresando a No Toques Dos Veces, lo mejor que puedo decir es que James y su cinematógrafo Adam Frisch crearon una siniestra atmósfera gótica para añadir algún tipo de gravedad y suspenso a las predecibles conversaciones y momentos semi-dramáticos entre Jess y Chloe. Los efectos especiales me parecieron bastante buenos, luciendo macabras imágenes y escenas levemente sangrientas que, si bien no dejarán satisfechos a los fans del "gore", al menos inyectan un poco de energía en la apática dirección, y nos distraen del blando melodrama familiar... así como de la incomprensible maldición: tocar a la puerta una vez despierta al fantasma, y la segunda vez lo llama... o algo así. Entonces, ¿por qué se llevó de inmediato al amigo de Chloe? ¿Tal vez para demostrar que las cosas van en serio? Y, ¿por qué el fantasma acecha constantemente a la joven con apariciones sorpresivas y alucinaciones perturbadoras? No importa por qué. Así son las películas de terror, y eso es lo que espera el público.
Imagino que esa fue la lógica de Caradog James y los productores de No Toques Dos Veces. Perfecto; ojalá rinda frutos su inversión. Sin embargo, a pesar de algunas buenas escenas y un sólido "twist" final, solo podría recomendar esta película para fans incondicionales de Starbuck, y para personas con fobia a las puertas que se abren lentamente por sí solas. Quizás ellos lograrán sentir el rancio horror de este decepcionante relato.
Calificación: 6.5

IMDb

Wednesday, April 26, 2017

We Go On



Síntomas: Para curar su obsesivo miedo a la muerte, Miles Grissom (Clark Freeman) pone un anuncio en el periódico ofreciendo treinta mil dólares a quien pueda presentar evidencia de vida después de la muerte. Entonces, tras descartar decenas de propuesta fraudulentas, Miles decide consultar a los tres candidatos que le parecieron más creíbles: un psicólogo, una médium, y un empresario.

Diagnóstico: Esa sinopsis sugiere una metódica exploración de los fenómenos paranormales desde muchos puntos de vista, pero a fin de cuentas We Go On resultó ser una modesta película de terror cuya ostensible intención "científica" no tuvo gran influencia en su desarrollo general. Aún así me gustó bastante gracias a un inteligente libreto que hace diestro uso de los clichés del género para mantenernos en suspenso, ocultando las auténticas intenciones de los directores Jesse Holland y Andy Milton.
En el papel de Miles, Clark Freeman nos muestra un protagonista vulnerable, pero nunca débil, gracias a la fuerza interna que alimenta su inflexible convicción. Lo único que desea es superar un trauma infantil que le dejó graves consecuencias psicológicas; por eso podemos aceptar que la solución más "lógica" al problema sea averiguar si la muerte ofrece un nuevo comienzo, o un final absoluto.
Esta búsqueda de respuestas evoca temas provocativos que nos ponen a pensar... aunque no tanto como yo esperaba. El aspecto intelectual de We Go On se descarta casi de inmediato para pasar a un esquema de "sustos" más convencionales, pero bien implementados como parte de un argumento complejo e impredecible.
Otro factor positivo (en mi humilde opinión) fue la participación de la actriz Anette O'Toole. Nunca llegó a ser "estrella de cine", pero me gustaba su trabajo en los ochentas y noventas (sobre todo la recuerdo en Superman III, el remake de Cat People y la mini serie It), y me dio gusto verla nuevamente en acción como la sobre-protectora madre de Miles, siempre vigilante para evitar que lastimen a su hijo, o saquen ventaja de su crisis existencial. Cualquier otra película hubiera asignado esa función a la novia o esposa del protagonista, pero la introducción de un fuerte lazo maternal altera la textura del drama y justifica algunas sorpresas al final de la película.
No mencionaré detalles de los "candidatos" que selecciona Miles para revelar los misterios del más allá; solo diré que nadie es lo que parece (¿o quizás sí?), y el descubrimiento gradual de sus tácticas forma parte esencial de la narrativa, jugando con nuestras expectativas para llegar a algo... no exactamente novedoso, pero planteado de una manera fresca, que no se ha visto demasiado en los thrillers sobrenaturales contemporáneos.
Como siempre, advierto que We Go On es un proyecto independiente de bajo presupuesto, y su argumento está fundamentado en ideas en vez de imágenes, así que tampoco podemos esperar sangre ni vistosos efectos especiales (ahora que lo pienso, creo que solo hay un efecto digital en toda la película, y no es muy bueno; todos lo demás son trucos prácticos y astuta edición para visualizar los fenómenos que enfrentan los personajes). Por el lado de la narrativa, hay algunas inconsistencias y exageraciones para incrementar el nivel emocional (el asunto del coche me pareció forzado e inverosímil... cualquier persona con miedo patológico a conducir debería tener una lista de alternativas para desplazarse en la ciudad), pero a fin de cuentas todo encaja razonablemente bien, y nos conduce a un final agridulce que eleva We Go On por encima de su modesto nicho, ofreciendo mayor profundidad de la que habitualmente encontramos en este género. En resumen: empecé a verla como curiosidad pseudo-científica, y  se transformó en algo más espiritual, sin perder la esencia fundamental del terror. Posible joya oculta, según los gustos de cada espectador.
Calificación: 8.5

IMDb

Monday, April 24, 2017

The Void



Síntomas: Un policía rural encuentra un hombre herido en el bosque, y lo lleva al hospital más cercano, donde empiezan a ocurrir fenómenos inexplicables que podrían relacionarse con una figura encapuchada que acecha entre los árboles...

Diagnóstico: Como parte del colectivo artístico Astron-6, Steven Kostanski y Jeremy Gillespie colaboraron en varias películas que rendían tributo a diversas categorías del género de terror, incluyendo cine slasher (Father's Day), distopias post-apocalípticas (Manborg), y "giallo" italiano (The Editor). Pero ahora con su nueva cinta, The Void, Kostanski y Gillespie trabajan independientemente de Astron-6, alejándose de aquel travieso sentido del humor para presentarnos un relato tenebroso y perturbador, sin duda influenciado por el horror de los ochentas, pero con suficiente originalidad para confirmar el potencial de estos cineastas canadienses.
Claro que "original" es un término relativo. The Void está obviamente inspirada en la obra de John Carpenter (con toques adicionales de David Cronenberg y Clive Barker), empleando la estructura de Assault on Precinct 13 (un grupo de extraños cooperan para sobrevivir el ataque de una fuerza externa), elementos temáticos de Prince of Darkness (una de mis favoritas de Carpenter), y los grotescos efectos prácticos de The Thing... respetando distancias, naturalmente. El resultado es un híbrido de terror y ciencia ficción a veces confuso, pero siempre sincero en su intención de aterrarnos y divertirnos, lo cual consigue con razonable éxito.
The Void establece un sólido misterio cuyo gradual desarrollo genera continuas incógnitas a lo largo de la película: ¿De qué está asustado el joven herido? ¿Quiénes son los encapuchados que observan el hospital? ¿Por qué la enfermera Beverly (Stephanie Belding) se comporta de manera tan extraña? Kostanski y Gillespie revelan apenas lo necesario, manejando el suspenso de manera óptima para crear una atmósfera de paranoia y opresión que trastorna a los personajes y nos contagia su creciente pánico.
Sin embargo, algunos detalles del misterio degeneran en clichés y reglas arbitrarias que causan inconsistencias en el argumento, al mismo tiempo que roban el potencial dramático de ciertos personajes para convertirlos en carne de cañón... fáciles víctimas de los horrores que infestan el hospital. Afortunadamente la historia conserva el interés gracias al talento de los directores para orquestar escenas tensas y macabras; pero cuando los engranes de la historia empiezan a rechinar alcanzamos a notar sus elementales trucos.
Por el lado visceral, podemos confiar en los excelentes efectos especiales para sorprendernos y transgredir nuestros sentidos. Cuando no están realizando homenajes "retro", Kostanski y Gillespie trabajan como artistas gráficos en cintas de alto perfil (por ejemplo Suicide Squad, Crimson Peak y Pacific Rim, entre muchas otras), lo cual explica la exuberancia visual manifestada en The Void, cuyas delirantes escenas "gore" y atrocidades "para-genéticas" (acabo de inventar el término para describir alteraciones físicas producidas por factores paranormales) evocan la estética de los ochentas, con el beneficio de retoques digitales para incrementar la escala del horror y los alucinantes conceptos del misterio principal.
Los actores hacen lo que pueden para sobresalir entre la sangre artificial y las aplicaciones de látex; Aaron Poole es un héroe adecuado, débil al principio, pero con la capacidad de superar sus temores. Kathleen Munroe añade un poco de sentimiento como la doctora que perdió a un hijo, y dedica toda su energía a la medicina para compensar aquella tragedia. Y también me gustó Ellen Wong como la enfermera Kim, apática y negligente hasta que aprende algunas duras lecciones sobre el compromiso con sus pacientes.
Pero los auténticos héroes resultaron ser Kostanski y Gillespie, incursionando en fértiles territorios creativos apoyados en la nostalgia ochentera para capturar la imaginación del espectador (al menos la mía). El balance entre nuevo y viejo funcionó para mi, y podría recomendar The Void para conocedores del género capaces de tolerar imperfecciones narrativas a cambio de recibir deliciosos momentos de terror cósmico y perversiones orgánicas, realizadas con gran ingenio y afecto por el trabajo de los “viejos maestros”. The Void trasciende el homenaje para encontrar su propia voz, y lo que nos dice es aterrador.
Calificación: 8.5

IMDb

Saturday, April 22, 2017

Un Golpe con Estilo (Going in Style)



Síntomas: El octogenario Joe Harding (Michael Caine) perdió su pensión, y no puede cubrir los pagos hipotecarios que el banco incrementó sin previo aviso. Entonces, con ayuda de sus amigos Albert (Alan Arkin) y Willie (Morgan Freeman), deciden robar un banco para solucionar sus problemas financieros... y quizás renovar su entusiasmo por la vida.

Diagnóstico: El actor Zach Braff (más conocido por el brillante sitcom Scrubs) tuvo un auspicioso debut como director en el año 2004 con la película Garden State, una emotiva y sincera "rebanada de vida" que atrajo la atención (justificada) de los fans del cine independiente. Diez años después, su segunda película, Wish I Was Here (financiada por medio de Kickstarter), empezó a mostrar las debilidades de Braff como director, y despertó sospechas de que sería un "one hit wonder"... lo cual, lamentablemente, se confirma ahora con Un Golpe con Estilo.
O, viéndolo por el lado positivo, podríamos decir que Un Golpe con Estilo desecha las pretensiones "indie" de Zach Braff, y lo consagra como competente director a sueldo, corto en visión creativa, pero capaz de apuntar la cámara en la dirección correcta, y exprimir hasta la última gota de humor de un mediocre libreto sin ambición o ingenio. En este caso prefiero ver el vaso medio lleno.
A pesar de la apática dirección de Braff, Un Golpe con Estilo cuenta con un elenco encabezado por tres veteranos cuya presencia garantiza actuaciones honestas y divertidas, que por sí mismas bastan para recomendar la película. No hace falta explicar por qué es un placer ver a Michael Caine, Morgan Freeman y Alan Arkin juntos en la pantalla (o incluso por separado), explotando la incongruencia de sus acciones, burlándose gentilmente de su edad, y forjando lazos emocionales imposibles de ignorar... incluso por un corazón robótico como el mío.
¡Y aún hay más! En papeles secundarios tenemos sólidos intérpretes para apoyar las peripecias del trío protagónico, incluyendo al genial Christopher Lloyd, Matt Dillon, Peter Serafinowicz, Ann Margaret y Kenan Thompson, algunos como aliados, otros como antagonistas, pero todos aprovechando sus escasos minutos en escena para mejorar la película y sazonar su insipidez (como dije, "vaso medio lleno").
En realidad Un Golpe con Estilo no tiene problemas fatales... solo una falta general de ambición dramática que la hace recurrir a fórmulas cómicas de sitcom televisivo, al mismo tiempo que se rehúsa a explorar algunas provocativas tangentes que sugiere el argumento; por ejemplo, el abuso económico contra los jubilados (el ladrón enmascarado tiene toda la razón); y la sutil discriminación contra "adultos mayores" en múltiples aspectos de la sociedad... en resumen, todo aquello que hubiera añadido profundidad a la película. Para ser justos, no he visto la versión original titulada Going in Style, de 1979, así que quizás este re-make cumplió su misión de modernizar la trama, y punto.
Además... ¿no puedo conformarme con ver juntos a tres de mis actores favoritos planeando un "gran robo" lleno de encanto y blanda comedia? Supongo que sí. No puedo negar que reí de vez en cuando, el final me pareció satisfactorio (aunque demasiado conveniente); y si no hubiera sabido que el director era Zach Braff, mis expectativas no hubieran interferido tanto con mi percepción (probablemente hubiera asumido que la dirigió Dennis Dugan, Adam Shankman o algún mercenario similar). Entonces, Un Golpe con Estilo cumple lo que promete y puede verse sin gran esfuerzo. Me hubiera gustado algo más audaz o inteligente, que realmente aprovechara el talento de sus actores, pero al menos no los hizo quedar mal. En cuanto a Zach Braff... trabajo es trabajo. Pero con ideas funciona mejor.
Calificación: 7

IMDb

Friday, April 21, 2017

Día del Atentado (Patriots Day)



Síntomas: En abril del año 2013, un horrible ataque terrorista durante el maratón de Boston desata una frenética cacería humana que une los esfuerzos del FBI y la Policía local.

Diagnóstico: Con películas como Lone Survivor, The Kingdom y Deepwater Horizon, el director Peter Berg (a quien algunos recordarán como actor en la serie Chicago Hope) ha demostrado notable talento para filmar catástrofes (reales o ficticias) con la mezcla justa de drama e impacto visceral, creando thrillers apasionantes que jamás descuidan el factor humano.
Dicho factor está representado en Día del Atentado por Tommy Saunders (Mark Whalberg), policía de Boston con fuertes raíces en la comunidad, tratando de sobreponerse al trauma psicológico de la tragedia para cumplir su trabajo. Sin embargo, yo encontré más interesante el personaje de Richard DesLauriers (Kevin Bacon), investigador oficial del FBI que no teme herir sensibilidades en su implacable búsqueda de los culpables. De cualquier modo es innegable que ambas perspectivas son indispensables para ilustrar la complejidad de una investigación a gran escala, la cual no solo afectó a la gente de Boston, sino a sus múltiples instituciones. Un perfecto ejemplo es el debate sobre la publicación de las fotos de los sospechosos... ¿ayudarán a su captura, o solo causarán paranoia y reacciones violentas contra la comunidad musulmana? Cada paso de la operación implica decisiones problemáticas, pistas falsas, y el constante riesgo de cometer errores que se reflejarán en el gobierno, además de comprometer a largo plazo la "guerra contra el terror".
Pero todo eso es tan solo el marco sociopolítico de Día del Atentado... lo más memorable de la película (en mi humilde opinión) fueron las intensas escenas que retratan la cacería humana, a veces presentada desde el punto de vista de los policías, a veces de los terroristas, y en otras ocasiones de testigos, víctimas, y demás ciudadanos involucrados en la tragedia. Me pareció un excelente trabajo de dirección por parte de Berg, así como del meticuloso libreto que integra material real y dramatizaciones con impecable realismo, creando un tapiz de imágenes y emociones difíciles de olvidar.
Supongo que Mark Wahlberg es la estrella por default, pero en realidad Día del Atentado se siente como un ensamble bien equilibrado, con personajes "secundarios" que cobran importancia según se desarrolla la investigación. Wahlberg podrá tener más tiempo en pantalla, pero merecen igual atención John Goodman, J.K. Simmons, Jake Picking y Michael Beach, dominando breves pero cruciales escenas que enriquecen el argumento. Desafortunadamente los roles femeninos (Michelle Monaghan, Rachel Brosnahan) se limitan a "esposa sufrida" o "interés romántico"... con la excepción de Melissa Benoist (¡Supergirl!), quien ofrece una perturbadora actuación como... eh, no quiero arruinar las sorpresas de la cinta, aunque se trate de eventos que vimos en las noticias hace apenas un par de años.
Sin duda aprecié Día del Atentado como una fascinante crónica histórica, y como sincero tributo a los policías y ciudadanos que se unieron frente a una gran tragedia; pero me gustó más como simple thriller, muy bien estructurado y repleto de suspenso, con algunas de las más impactantes escenas de acción que he visto este año (en la categoría "realistas"). Entonces, Día del Atentado resultó menos cursi de lo que esperaba, y más electrizante de lo que imaginé que podría ser este relato, lo cual garantiza una amplia recomendación, excepto para el público alérgico al excesivo patriotismo norteamericano... o a ese característico acento de Boston que tanto hemos escuchado en el cine en tiempos recientes. "Red Sahx". Uf.
Calificación: 9

IMDb

Wednesday, April 19, 2017

Teen Titans: The Judas Contract



Síntomas: Los superhéroes adolescentes del equipo Teen Titans continúan su entrenamiento bajo la supervisión de Starfire (voz de Kari Wahlgren) y Nightwing (voz de Sean Maher), al mismo que enfrentan algunas crisis personales. Y, para complicar las cosas, el inmortal Brother Blood (voz de Gregg Henry) contrata al mercenario Deathstroke (voz de Miguel Ferrer) para eliminar a los Titanes antes de que interfieran con su catastrófico plan.

Diagnóstico: El año pasado, la película Justice League Vs. Teen Titans me gustó como introducción de estos jóvenes héroes, aunque su argumento formal (el origen de Raven) degeneró en "hechizos" y hueca palabrería mágica que no logré tragar. Afortunadamente la nueva cinta Teen Titans: The Judas Contract mantiene su historia en el plano terrenal (con algunos tintes espirituales), y se enfoca de lleno en el desarrollo de los titanes, explorando sus problemas personales, aspiraciones y dudas internas. Todo eso, desde luego, en el contexto de una peligrosa misión que los pone en conflicto con Deathstroke, asesino a sueldo absolutamente mortal que tiene una cuenta pendiente con Robin (no confundir con Deadshot, el personaje que Will Smith interpretó en Suicide Squad). También interviene en la trama el inmortal Brother Blood, aunque su previsible plan y blanda presentación (como líder de un culto anti-superhéroes) lo hacen un antagonista olvidable, apenas adecuado para darnos un final con mucha acción y poca relevancia emocional.
En Justice League Vs. Teen Titans Damian Wayne (voz de Stuart Allan) terminó opacando al equipo entero; entonces, para balancear las cosas, en esta ocasión Robin se ve inutilizado durante buena parte de la película, permitiéndonos apreciar plenamente los poderes y personalidad de los demás titanes: Beast Boy (voz de Brandon Soo Hoo) puede trasformarse en distintos animales... lo cual suena un poco ridículo, hasta que lo vemos en acción durante una frenética pelea (me encantó esa transición de gorila a armadillo a rinoceronte... o algo así; ocurre muy rápido, pero se siente estratégicamente perfecta); Blue Beetle (voz de Jake T. Austin) está simbióticamente unido a un "parásito" extraterrestre con mente propia; Raven (voz de Taissa Farmiga) es la "hechicera" del grupo con severos "daddy issues"; y la nueva integrante del grupo es Terra (voz de Christina Ricci), cuya rebelde actitud y desconfianza se deben a las malas experiencias que sufrió de niña, cuando despertaron sus poderes en un entorno extremadamente religioso. No conocía a este personaje (no soy lector habitual de los comics de Teen Titans), pero me gustó su historia y eventual desarrollo dentro del grupo... aunque, en cierto modo, el melodrama de Terra parece "prestado" de algún comic de X-Men. Nightwing (voz de Sean Maher) y Starfire (voz de Kari Wahlgren) son apropiados tutores de los Titanes, y tienen su propia sub-historia que nos muestra el poco visto lado doméstico de los superhéroes; y, finalmente, el gran Miguel Ferrer (en una de sus últimas actuaciones) aporta gravedad al asesino Deathstroke, convirtiéndolo en un villano perverso y muy peligroso; su rivalidad con Robin es importante, pero no define al personaje y, con suerte, los veremos pelear de nuevo en futuras películas (si es que ambos sobreviven... ¡suspenso!)
Entonces, la acción es rápida, la historia funciona a pesar de caer en múltiples clichés superheróicos, y la animación es razonablemente buena; pero lo importante es que los Teen Titans se sienten como un auténtico equipo, bien balanceado y unido a pesar de sus diferencias. Incluso Teen Titans: The Judas Contract me inspiró a comprar un par de colecciones del comic Teen Titans (versión The New 52), para confirmar si su química es tan buena en "papel" (digital) como en el Universo Animado. Como sea, esperaré con mayor entusiasmo su siguiente película. Warner Bros. tiene una mina de oro en esta franquicia, si quisieran realizarla en "acción viva"... pero, desde luego, es muy probable que terminarían arruinándola, así que mejor me quedo con la versión animada. Al fin y al cabo son simples "caricaturas para niños" que no merecen la atención de los serios ejecutivos.
Calificación: 8.5

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Monday, April 17, 2017

Paterson



Síntomas: Paterson (Adam Driver) tiene una vida rutinaria conduciendo autobuses en la pequeña ciudad de Paterson, Nueva Jersey. Su auténtica vocación es la poesía, pero no está interesado en publicar sus poemas... o siquiera en compartirlos.

Diagnóstico: A fines de los ochentas/principio de los noventas, las obras de directores como Jim Jarmusch, Gus Van Sant y Steven Soderbergh me abrieron los ojos a las posibilidades del cine independiente, ajeno a las fórmulas y estructuras del cine hollywoodense que en aquel entonces yo consumía con avidez obsesiva. En particular recuerdo haber quedado muy impresionado con Stranger Than Paradise (de Jarmusch), una cinta lenta y melancólica que de algún modo inspiraba hipnótica fascinación por sus lacónicos personajes, atrapados en la trivialidad de sus patéticas vidas, interrumpidas de vez en cuando por malas decisiones o inesperada fortuna. ¿Cómo era posible que una serie de largas tomas fijas en blanco y negro, sin "gore" ni efectos especiales, capturara mi atención de esta manera? Ahora, casi treinta años después, sigo sin encontrar la respuesta. Pero no dejaré de buscarla en las películas de Jim Jarmusch.
Para ser honestos, no trago automáticamente todas las películas de este cineasta; pero hasta las que menos me han gustado (Coffee and Cigarettes, Dead Man) ofrecen amplio material para digerir a lo largo de los días, el cual termina filtrándose hasta la mente consciente... donde a veces siembra más dudas que soluciones.
Paterson presenta un caso similar; algunos se esforzarán por encontrarle "significado" (lo cual es perfectamente válido), mientras que otros (como yo), nos limitamos a disfrutar la experiencia total, dejando que las ideas se posen en nuestras mentes como copos de nieve que eventualmente serán absorbidos por la tierra. Eso es lo que me gusta del cine de Jarmusch... no hace falta "entenderlo" para disfrutarlo.
Habiendo dicho eso, Paterson no fue mi película favorita de Jarmusch; ni siquiera la ubicaría entre mis cinco favoritas (antes de que me pregunten: Stranger Than Paradise, Only Lovers Left Alive; The Limits of Control; Ghost Dog: The Way of the Samurai; y Broken Flowers), pero cuenta con todos los elementos que disfruto de su estilo, incluyendo personajes sólidamente construidos; una narrativa relajada y casual que esconde inesperada complejidad (aunque a veces resulta frustrante); y, sobre todo, una lógica onírica que podríamos interpretar como "realismo mágico" (en el más modesto sentido de la palabra), o como la visión de un autor que no teme desafiar las reglas de la realidad para compartir su mensaje.
Paterson posee la misma hipnótica monotonía de Stranger Than Paradise, siguiendo la rutina de Paterson (Adam Driver) desde que despierta, desayuna, y se dirige a la terminal donde lo espera su autobús. A lo largo del día, Paterson conduce cuidadosamente y escucha ocasionales fragmentos de conversaciones entre los pasajeros; después regresa a casa para disfrutar la cena que preparó su esposa Laura (Golshifteh Farahani); y finalmente pasea a su perro Marvin (interpretado por Nellie, a quien está dedicada la película), desviándose unos minutos para visitar el bar local, donde platica con el "barman" y sigue de lejos el melodrama personal de otros clientes. Sin embargo, en los intersticios del día, Paterson encuentra tiempo para escribir poesía en su "cuaderno secreto", emulando a su ídolo literario, William Carlos Williams, quien también vivió en la ciudad de Paterson, Nueva Jersey.
¿Veremos el lento despertar de un artista que trascenderá sus humildes orígenes? ¿Llegará el editor de la gran ciudad con una oferta para publicar los poemas? ¡Ja, ja! Tal vez eso ocurriría en una película de Steven Spielberg. Pero con Jarmusch, sabemos que las lecciones serán más oblicuas, y el crecimiento de los personajes no parecerá equitativo con el tiempo que pasamos con ellos. Hablando de lo cual, con casi dos horas de duración, Paterson estira al máximo la paciencia del espectador; y si eso sentí como fan de Jarmusch, sospecho que el público casual podría quedarse dormido.
Por otro lado, ese pausado ritmo nos permite examinar los sutiles detalles de las actuaciones. Adam Driver interpreta a Paterson con serena placidez, solo de vez en cuando revelando las emociones reprimidas que intenta liberar por medio de la poesía. En el papel de su esposa, Golshifteh Farahani ofrece un alegre balance para su taciturna pareja, mientras el resto del elenco complementa el tapiz de personalidades que añaden color a la gris existencia de Paterson.
Algunas personas han comentado que Paterson es una película sobre el tormento de la depresión en el indiferente mundo moderno, pero yo jamás percibí esa intención. Para mi fue una fábula optimista sobre la búsqueda de belleza y satisfacción hasta en la más tediosa rutina. Supongo que cada quien encontrará un mensaje distinto, como ocurre con cualquier obra de arte. Sirva entonces como recomendación y advertencia: Paterson puede parecer cansada y sin punto aparente; pero Jarmusch no pretende darnos respuestas, sino crear una atmósfera apropiada para reflexionar, y quizás encontrarlas por nuestra cuenta. Por mi parte, seguiré buscando el sentido en las películas de este cineasta, incluso cuando no alcanzan el elevado estándar de sus previas obras. Además, ¿cómo no podría gustarme una película dedicada a la estrella canina? Descansa en paz, Nellie.
Calificación: 8.5

IMDb

Friday, April 14, 2017

Rápidos y Furiosos 8 (The Fate of the Furious)



Síntomas: Cuando Dominic Toretto (Vin Diesel) traiciona a su equipo para aliarse con un terrorista, el Sr. Don Nadie (Kurt Russell) recluta a Luke Hobbs (Dwayne Johnson) para capturar a Toretto; y, si fuera necesario, para eliminarlo definitivamente.

Diagnóstico: Para bien o para mal, Rápidos y Furiosos 8 se siente distinta de sus predecesoras, en parte por fracturar la lealtad de los héroes, y en parte por la visión del director F. Gary Gray (The Italian Job, Straight Outta Compton), quien obviamente realizó esta película como audición para dirigir la próxima cinta de James Bond. Creo que Rápidos y Furiosos 8 nos da exactamente lo que esperamos... pero con algunas diferencias que, según el gusto del espectador, podrían ser positivas o negativas. Clásica receta de una cinta polarizante, que será aclamada por unos y repudiada por otros.
Para empezar, la dirección de Gray reduce un poco el virtuosismo visual que disfrutamos en las tres previas cintas de la saga. Desde luego la escala de las escenas de acción es descomunal, e incluye algunas de las secuencias automovilísticas más complejas que he visto en mi vida; sin embargo rara vez se sienten tan "cool" como las que realizaron Justin Lin y James Wan. Y los efectos especiales (de los estudios Digital Domain y Double Negative) sufren algunos lapsos de calidad que traicionan las creativas ideas detrás de los asombrosos "stunts" (por ejemplo, la escena de los "zombies"... una idea fantástica, saboteada por una cuestionable ejecución técnica).
En cuanto al argumento, sabemos que no podemos exigir demasiado. Rápidos y Furiosos 8 comienza en territorio muy familiar: una carrera callejera (en Cuba, nada menos) con chicas en bikini, hip-hop, y demás componentes del fetiche automovilístico que identifica a estas películas. Luego viene la misión: El Sr. Don Nadie (Kurt Russell) recluta a Luke Hobbs (Dwayne Johnson) y al equipo de Toretto (Vin Diesel) para recuperar un dispositivo magnético que podría neutralizar la infraestructura electrónica de una ciudad entera. Y, claro, el plan requiere automóviles veloces y espectaculares acrobacias que nos dan una sensación de "ya vi esto demasiadas veces". Entonces llega el "twist".
No diré más para conservar las débiles sorpresas del libreto (escrito por Chris Morgan); solo mencionaré que las repetitivas letanías sobre "familia" tienen mayor peso en esta octava parte, lo cual me pareció un acierto. Dándole a Toretto un motivo concreto para traicionar a sus amigos cambia la dinámica de la película, y genera un conflicto emocional más impactante que cualquier terrorista, político corrupto, o villano con acento británico. Después de dieciséis años, por fin sentí la disyuntiva moral del protagonista.
Claro, esos breves momentos de intensidad emocional tienden a extraviarse entre la colisión de géneros (espionaje, ciber-thriller, pareja-dispareja, fuga de presidio, triángulo "bromántico", etc.) que se confunden en una avalancha de ridiculeces cuyo furioso ritmo (ja, ja) intenta disfrazar los tremendos agujeros de la trama. Por otro lado, sería un error considerar el "realismo" como factor relevante para la acción. Una vez que aceptamos eso (y si no lo hemos aceptado en ocho películas, ¿para qué vamos a verlas?), solo queda disfrutar el ingenio técnico de acróbatas y artistas de efectos especiales para asombrarnos con absurdas secuencias de acción que superan en escala y extravagancia todo lo que habíamos visto en la saga. ¿Son absolutamente necesarias para vencer al villano? Probablemente no; pero me parecieron tan entretenidas que no necesito cuestionar su credibilidad.
Hablando del villano, me gustó la integración de múltiples elementos del pasado en su Plan Maestro. A pesar de que esto requiere grandes dosis de ret-con (y algunas inconsistencias cronológicas que es mejor no examinar), Rápidos y Furiosos 8 crea la ilusión de un intrincado diseño narrativo a lo largo de la serie, cuyo resultado por fin vemos revelado. Además, el mencionado Plan Maestro del villano tiene una cierta lógica que casi logró convencerme. Casi.
En fin... para no darle más vueltas, Rápidos y Furiosos 8 es más de lo mismo, con sutiles variaciones que harán la receta más apetitosa o menos atractiva para los fans, según su preferencia personal. A mi me gustó este nuevo rumbo, ligeramente más “serio”, pero sin sacrificar la extrema ridiculez de las acrobacias que rebasan todo criterio racional. A veces voy al cine para disfrutar los finos rasgos de un buen drama. Y en otras ocasiones quiero ver algo que jamás había imaginado, como un submarino persiguiendo un Dodge Charger. No puedo culpar a Hollywood por cumplir mis caprichos.
Calificación: 8.5

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Wednesday, April 12, 2017

Win It All



Síntomas: Eddie Garrett (Jake Johnson) tiene una adicción al juego que le ha impedido madurar y encontrar un trabajo fijo. Entonces se le presenta un negocio con potencial para cambiar su vida...  o sumirlo aún más en la ruina.

Diagnóstico: Drinking Buddies, co-escrita por Joe Swanberg y Jake Johnson, fue una de mis películas favoritas del 2013. En el 2015 colaboraron nuevamente en Digging for Fire y, aunque francamente no me gustó, aprecié lo que intentaron hacer. Y ahora, en el 2017, me alegra decir que Johnson y Swanberg recuperaron la magia con Win It All, otro melodrama minimalista con diálogos improvisados que evoca complejas emociones con un argumento engañosamente sencillo y actuaciones devastadoramente honestas.
Jake Johnson es más conocido como "Nick Miller" en el sitcom New Girl (una de mis series favoritas, así que mi percepción podría estar contaminada por seis temporadas de excéntrica bufonería), pero gradualmente se ha transformado en un excepcional actor de carácter, quizás limitado al nicho particular de "loser simpático", pero con indudable talento para capturar la humanidad oculta tras las disfunciones de sus personajes. En el caso de Win It All (distribuida globalmente por Netflix), la disfunción es la adicción al juego en todas sus formas... ya sea jugando póquer en casinos ilegales, apostando a los caballos en el hipódromo, o arrojando naipes a una charola metálica en algún inmundo baño público, junto con otros adictos que comparten la obsesión por el "rush" de adrenalina antes de ganar... o perder, como casi siempre ocurre.
Entonces la inesperada visita de un antiguo "socio" presenta una oportunidad única para Eddie, y el resto de la película sigue su sincera lucha por sobreponerse al vicio y crear una nueva vida, al mismo tiempo que toma catastróficas decisiones que no solo podrían arruinar todos sus esfuerzos, sino también costarle la vida. Como dije, una premisa simple, pero capaz de llevarnos de un extremo a otro del espectro emocional en cuestión de segundos, sin perder el ritmo de la historia y sin traicionar el carácter de los personajes. Siempre encuentro asombrosas las escenas mundanas, casi pueriles, que sin embargo nos hacen sentir algo palpable y real. Por ejemplo, la trivial conversación entre Eddie y su hermano Ron (Joe Lo Truglio) sobre una cortadora de césped, que encontré más tensa que cualquier escena de acción en el re-make de Ghost in the Shell. Claro, es una comparación absurda, pero revela esa magia cinematográfica que mencioné al principio, la cual no tiene nada que ver con efectos especiales ni espectáculo visual; tan solo una reproducción ficticia de la vida que se siente real en niveles que a veces nos toman por sorpresa.
Además de Joe Lo Truglio (más conocido por su trabajo en Brooklyn Nine Nine, otro de mis sitcoms favoritos, el cual tuvo hace poco un "crossover" con New Girl, por si alguien quiere especular sobre coincidencias cósmicas que confirman las teorías de Elon Musk acerca de nuestra "realidad simulada"), encontramos sólidas participaciones del gran Keegan-Michael Key, Aislinn Derbez, Nicky Excitement (?), y José Antonio García, integrándose con apropiada naturalidad al esquema orgánico creado por Swanberg y Johnson.
Para balancear tantos halagos, señalaré que Win It All me decepcionó un poco al final, con un desenlace abrupto que intenta distraernos del drama principal; no quiero revelar demasiado, así que dejaré mi queja ambigua. Pero, bueno... aunque parezca un truco, no puedo negar que el final me dejó satisfecho en el nivel emocional, y no me impide darle una sincera recomendación a Win It All, no solo para seguidores del cine "indie", sino para cinéfilos en busca de una buena historia repleta de humor y drama donde las cosas son exactamente lo que parecen... y aún así consiguen sorprendernos y deleitarnos. En resumen: ya quiero ver el siguiente "team-up" de Swanberg/Johnson. ¿Tal vez un "crossover" cinematográfico de Drinking BuddiesNew Girl?
Calificación: 9

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Monday, April 10, 2017

Don't Kill It



Síntomas: Un cazador de demonios (Dolph Lundgren) y una agente del FBI (Kristina Klebe) se ven obligados a cooperar para detener la ola de brutales asesinatos que atormenta un pequeño pueblo norteamericano.

Diagnóstico: La primera película que vi del director Mike Mendez fue The Convent (2000), pero no fue sino hasta Big Ass Spider! (2013) cuando reconocí su talento y perfecta sensibilidad para el cine "B" realizado con poco dinero y gran imaginación. Desafortunadamente la carrera de Mendez no ascendió como yo esperaba, y desde entonces permanece en la periferia de la industria dirigiendo cintas divertidas (como Lavalantula y el thriller policíaco The Last Heist), pero muy distantes de cumplir la promesa establecida por sus primeras obras.
Por eso me alegra decir que Don't Kill It representa un paso en la dirección correcta, combinando nuevamente violencia, sangre, humor, y la cantidad justa de drama para atrapar nuestra imaginación... sin tomarse demasiado en serio.
Como muestra del talento de Mendez como director basta señalar los primeros cinco minutos de Don't Kill It, donde, casi sin palabras, plantea una ingeniosa premisa con amplio potencial dramático: un peligroso demonio escapa de su prisión y posee a una persona, transformándola de inmediato en un sanguinario asesino. Y cuando alguien mata a esa persona, el demonio salta al cuerpo del atacante. Y así, sucesivamente, se propagan los brutales asesinatos cometidos sin motivo aparente, y sin pistas concretas para los policías que no logran entender por qué los apacibles ciudadanos del pueblo empezaron a matar sin método ni razón. Afortundamente un "cazador de demonios" llamado Jebediah Woodley (Dolph Lundgren) sigue la pista de esta entidad desde hace años; pero hará falta abundante evidencia para convencer a la agente del FBI Evelyn Pierce (Kristina Klebe) de que está ocurriendo algo sobrenatural.
El concepto de Don't Kill It me pareció fantástico, simple en su presentación, pero tan complicado en su desarrollo que se vuelve impredecible, sobre todo en una región rural donde todos (hasta los niños) están armados. Una vez más Mendez luce su fluida dirección, conduciendo la trama con experto ritmo y economía narrativa, al mismo tiempo que concilia los dispares elementos del bien estructurado libreto (escrito por Robert Olsen y Dan Berk), con mínimas desviaciones del tema principal. Claro, son inevitables algunos tropiezos a lo largo del camino (por ejemplo, los policías aceptan la existencia del demonio con demasiada facilidad; y también hay un poco de palabrería pseudo-religiosa que no tragué por completo, aunque justifica las bizarras conductas del espíritu maligno); sin embargo la historia avanza de manera lógica, sin recurrir a trucos o trampas para crear suspenso, y regalándonos de vez en cuando tremendas secuencias de acción donde el demonio salta de persona a persona en un paroxismo de violencia deliciosamente coreografiada y ejecutada (la junta de vecinos fue simplemente delirante).
En este punto es necesario repetir las clásicas advertencias sobre cualquier "B-Movie"... las actuaciones son de variable calidad, los efectos especiales (en su mayoría prácticos) no siempre son realistas, y la manufactura general revela un modesto presupuesto, aunque los productores claramente exprimieron hasta el último centavo para sacar el máximo provecho de cada escena, cada locación y emplazamiento de cámara.
Dolph Lundgren sigue la misma rutina de "duro-sensible" que viene utilizando desde que resucitó su carrera como héroe de acción directa a video. Kristina Klebe es una apropiada "Scully", racional y escéptica hasta que la evidencia se vuelve abrumadora. Y el resto del elenco consiste básicamente en actores desechables que solo deben rugir y ponerse lentes de contacto negros cuando son poseídos por el demonio.
Don't Kill It me gustó bastante, pero no podría clasificarla como "joya oculta"; aún así me pareció una sólida B-Movie con todos los elementos necesarios para satisfacer a los conocedores del género, incluyendo sangre, buenos personajes, y un sólido argumento que no le pide nada a muchas cintas "de estudio" realizadas por comité. Solo queda reiterar mi deseo de que Mike Mendez siga encontrando proyectos independientes donde se aproveche su habilidad para contar historias extraordinarias de manera clara y divertida. Arañas gigantes, demonios y asesinos seriales... ¿hay algo que Mendez no pueda hacer? Sí... ganar entrada a "las grandes ligas". Y si las está evitando por decisión propia... doble aplauso por su integridad artística.
Calificación: 8

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Saturday, April 8, 2017

1974: La Posesión de Altair



Síntomas: Los recién casados Manuel (Rolando Breme) y Altair (Diana Bovio) se están adaptando a su nuevo hogar, pero su felicidad se interrumpe cuando Altair sufre extraños cambios de conducta y perturbadoras pesadillas sobre ángeles.

Diagnóstico: Por fin México entró a la moda del "found footage"... diez años tarde, cuando ya estamos cansados de esta forzada técnica que rara vez mejora las películas que la utilizan. 1974: La Posesión de Altair podría ser uno de esos casos, dependiendo de la tolerancia de cada espectador. En lo personal, sentí que el truco de la "cámara en mano" no contribuyó a la narrativa, y de hecho interfiere constantemente con la credibilidad del relato, el cual tampoco encontré particularmente interesante.
No voy a gastar tiempo señalando mis objeciones contra el "found footage" de 1974: La Posesión de Altair (uno de los personajes señala que sólo hay que filmar lo interesante, y procede a contradecirse durante el resto de la película); solo diré que el uso de la cámara subjetiva se siente fuera de lugar en muchas escenas, y termina pareciendo un fin por sí mismo, en vez de una herramienta diseñada para contar mejor la historia. En otras palabras, creo que un estilo tradicional de filmación hubiera sido más apropiado para realzar las virtudes del argumento; pero entonces sería necesario fortalecer el libreto para reemplazar las obligatorias secuencias donde nada sucede, y solo se busca explotar la técnica para crear un poco de tensión (por ejemplo: las corretizas por el bosque, y las exploraciones de la casa que culminan con un débil sobresalto).
Por el lado positivo, el director/escritor Victor Dryere se comprometió por completo con la ilusión de cine "retro", empleando la granulosa textura del cine Super8, y sacando máximo provecho de sus locaciones para capturar momentos de espontánea belleza con iluminación natural. El diseño de sonido me pareció excelente, pues contribuye más que cualquier otro elemento al horror que atraviesan los personajes. Y aunque las actuaciones son un poco irregulares (variando entre "telenovela" y "teatro serio"), los actores encajan bien en sus papeles, y transmiten con elocuencia su colapso emocional, ya sea por influencia externa (en el caso de Altair), o por la desesperación de no comprender lo que está ocurriendo.
Sin embargo, como dije antes, la historia se desarrolla con irritante lentitud, impulsada por arbitrarios eventos que no tienen mucho sentido ni coherencia con la condición de Altair. Los personajes toman malas decisiones para estimular la trama, y se comportan de manera irracional cuando hace falta crear un poco de drama. Y cuando llegamos a la gran revelación final, parece que la película entera fue un engaño para hacer más contundente el "twist", y convencernos de que valió la pena la espera de ochenta minutos.
No niego que el final sea enigmático y provocativo; pero dos segundos de sorpresa no fueron recompensa suficiente para tantas vueltas y pistas falsas. Hablando de lo cual: sí, también encontraremos el cliché del perro como víctima desechable para demostrar que "las cosas van en serio". Parecía que su inclusión conduciría a algo más creativo, pero no... fue más fácil ceñirse a la fórmula.
Aún así 1974: La Posesión de Altair ofrece un misterio con suficientes incógnitas para mantener la atención del espectador; y aunque la experiencia me hizo bostezar en varias ocasiones, nunca perdí la curiosidad por conocer el desenlace, lo cual garantiza una escueta recomendación, acompañada por la advertencia de que los detractores del "found footage" no encontrarán motivos para cambiar de opinión. Obviamente Victor Dryere tiene potencial para el género fantástico, y solo queda esperar que su siguiente proyecto se enfoque más en el argumento, y menos en el "gimmick" de moda para atraer incautos (como yo).
Calificación: 7

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Friday, April 7, 2017

CHIPS: Patrulla Motorizada Recargada (CHIPS)



Síntomas: Para enderezar su vida y reconciliarse con su esposa, el ex-motociclista Jon Baker (Dax Shepard) se integra a la Patrulla de Caminos de California, y le asignan como compañero al veterano Francis Poncherello (Michael Peña). Al principio se odian (naturalmente), pero deberán aprender a cooperar para detener una audaz pandilla de ladrones en motocicleta (qué conveniente).

Diagnóstico: Planeaba empezar este escrito con un nostálgico recuento de la clásica serie televisiva CHiPs, que nunca me perdía de niño; pero, ¿cuál es el punto? La nueva película CHIPS: Patrulla Motorizada Recargada no está dirigida a los viejos que seguíamos el programa, sino al público joven que jamás lo vio. Además, al igual que otras modernas "re-imaginaciones" (como 21 Jump Street, Starsky & Hutch y Dukes of Hazzard), esta cinta ignora prácticamente todo lo que hizo memorable a la versión original, y lo reemplaza con vulgaridad, personajes irreverentes, y un tono socarrón que al mismo tiempo se burla y celebra el barniz "kitsch" que CHiPs ganó con el paso de los años.
Lo cual no es necesariamente malo. 21 Jump Street hizo lo mismo, y me pareció bastante graciosa; sin embargo CHIPS: Patrulla Motorizada Recargada (me voy a ahorrar el subtítulo de aquí en adelante) carece de humor suficiente para sostenerse como comedia. Y como aventura policíaca tampoco genera suspenso o emoción por culpa de un libreto terriblemente flojo y previsible (¿habrá una conspiración detrás de los robos?).
Lo que Shepard logró con éxito fue filmar sólidas escenas de acción con automóviles y motocicletas en la mejor tradición setentera; su técnica mejoró notablemente desde Hit and Run (su debut como director), y se nota el sincero afecto que guarda por los vehículos y héroes rebeldes de antaño, como Burt Reynolds y Steve McQueen. Desde luego no hay que esperar acrobacias del calibre de Fast and the Furious, sino algo más modesto y "low tech", con un cierto encanto "retro". Mmh... después de todo sí conservaron algo de la serie original. Pero, fuera de esos breves momentos, CHIPS solo ofrece una serie de conflictos insípidos entre personajes desagradables, y débiles rutinas cómicas con una tasa muy baja de risas. O siquiera sonrisas (algunos ejemplos: la discusión sobre diarrea; la escena de la tina de baño; la obsesión sexual de un policía... ¿quién demonios escribió eso? Ah, sí... Dax Shepard).
En fin... regresando a los puntos positivos, creo que el reparto hizo un buen trabajo con el mediocre material. A pesar de mis previos insultos, me gusta el trabajo de Dax Shepard como comediante; su rango histriónico es muy limitado, pero encontró su nicho de "ingenuo inepto con buen corazón", y debo decir que lo hace muy bien. Por su parte, Michael Peña está a punto de dejar atrás los roles "de carácter" para convertirse en estrella por derecho propio, lo cual me da mucho gusto. Y, como siempre, el reparto secundario incluye breves participaciones de comediantes y rostros conocidos que aportan un poco de personalidad al plano argumento. Entre ellos: Maya Rudolph, Adam Brody, Kristen Bell (esposa de Shepard en la vida real), y el gran Vincent D'Onofrio como el vill... ¡Perdón! ¡Casi revelo el gran secreto que es obvio desde su primera escena!
Entonces, CHIPS podría recomendarse como ligero entretenimiento que apenas justifica la inversión de cien minutos en el cine; sin embargo hay mejores comedias policíacas (como Hot Fuzz), mejores re-imaginaciones cinematográficas de series antiguas (como la mencionada 21 Jump Street), y mejores "parejas disparejas" (como The Nice Guys) para pasar el tiempo. En cuanto a los fans de la serie original: mejor quédense con los recuerdos. Aquí está el tema original, para dejarlos encaminados: CHiPs.
Calificación: 7

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Wednesday, April 5, 2017

Prevenge



Síntomas: A pesar de estar embarazada, Ruth (Alice Lowe) inicia una sangrienta misión de venganza contra los culpables de una tragedia en su pasado. Es una labor difícil, pero afortunadamente Ruth tiene un cómplice... un pequeño y exigente cómplice.

Diagnóstico: Prevenge = Pregnant + Revenge. Embarazada + Venganza. ¿Embaraganza, en español? No sé. Como sea, la subversiva premisa de Prevenge parecía apropiada para una película "neo-grindhouse"... algo así como Hobo With a Shotgun, pero con una "frágil" mujer embarazada como protagonista, derramando sangre en escenas "cool" repletas de violencia y efectos especiales. Sin embargo, la directora/escritora/actriz Alice Lowe tomó un camino muy distinto, abordando la historia como un sobrio drama que no se enfoca en la sangre derramada, sino en la creciente obsesión de Ruth por impartir justicia contra las personas que considera culpables de una tragedia personal... aunque nuestra perspectiva podría cambiar conforme se revelan más detalles de los hechos.
Habiendo dicho eso, “drama sobrio” no significa que Prevenge esté exenta de humor. Pero, al igual que la protagonista, el humor es suficientemente torcido para generar risas nerviosas cada vez que Ruth planea su siguiente asesinato.
A diferencia de los relatos setenteros sobre venganza femenina donde las víctimas eran universalmente repugnantes, Prevenge incorpora una interesante ambigüedad moral que nos obliga a cuestionar los motivos de Ruth. Algunas de las víctimas son ciertamente odiosas (como "DJ Dan", interpretado con hilarante desvergüenza por Tom Davis), mientras que otras parecen débiles y hasta benevolentes, haciendo más difícil la justificación de sus muertes.
Alice Lowe estaba realmente embarazada cuando filmó la película, lo cual hace más auténtica su actuación y más ardua la realización de ciertas escenas, además de revelar el inmenso compromiso que tuvo con su debut como directora (trabajando como actriz la hemos visto en Hot Fuzz, Garth Marenghi's Darkplace y en la reciente Adult Life Skills). El resto del elenco está integrado por las víctimas de Ruth, y por individuos indirectamente afectados por su obsesión de venganza, como la afable ginecóloga (Jo Hartley) que no logra definir si la errática conducta de Ruth se debe a las típicas hormonas prenatales, o a algo más grave que debería reportar a las autoridades. Ojalá Ruth no piense que la está traicionando...
No sé si hubiera preferido aquella hipotética versión "retro" de Prevenge (más Kill Bill y menos Taxi Driver), pero la mesurada visión de Alice Lowe ofrece un estudio psicológico fascinante, que amerita una recomendación para fans del cine independiente audaz y provocativo que no admite fácil clasificación. La manufactura de Prevenge es bastante modesta, y no hay mucho espacio para malabares creativos ni despliegues estilísticos; pero cumplió con éxito su objetivo de sumergirnos en la turbia mente de un personaje al mismo tiempo fuerte y vulnerable, que desafía expectativas por su mera existencia. Y por sus perturbadores “antojos” fuera de lo común; supongo que el helado no satisface todos los apetitos.
Calificación: 8

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Monday, April 3, 2017

The Discovery



Síntomas: Cuando el Dr. Thomas Harber (Robert Redford) descubre evidencia convincente de vida después de la muerte, se desata una ola de suicidios alrededor del mundo. Sin embargo, el neurólogo Will Stevenson (Jason Segel) no cree en el descubrimiento, y decide enfrentar a Harber en la remota mansión donde conduce sus bizarros experimentos.

Diagnóstico: Esa sinopsis tal vez sugiere una intensa obra de horror gótico, pero la verdad es que The Discovery resultó ser un simple melodrama pseudo-científico, blando y monótono. La premisa es sin duda fascinante, y se nota que el director Charlie McDowell (The One I Love) y el guionista Justin Lader tenían muchas ideas que querían compartir con esta historia; sin embargo algunos problemas estructurales y de caracterización desviaron la atención de los temas principales, convirtiendo la película en una experiencia lenta y difusa, que solo parcialmente hizo justicia al concepto original.
Aún así The Discovery capturó mi atención con los experimentos del Dr. Harber, cuyos sentimientos de culpabilidad ante la ola de suicidios lo impulsan a buscar respuestas adicionales sobre "el más allá". Su descubrimiento inicial reveló que la consciencia humana (alma, espíritu, o como quieran llamarle) viaja a "otro plano de existencia" tras la muerte del cuerpo... pero nadie sabe qué nos espera en ese lugar.
Y, desde luego, esa desapasionada actitud hacia la muerte es cuestionada por el Dr. Stevenson, cuyas experiencias con pacientes (y consigo mismo) sugieren algo menos optimista, y más difícil de demostrar... por no mencionar ciertas conexiones con Harber que complican aún más la relación entre ambos científicos.
Si la película hubiera girado exclusivamente en torno al conflicto entre estos puntos de vista, creo que me hubiera dejado satisfecho, incluso si no llegara a una resolución concreta. Pero aquí es donde entra el relleno "humanista" que descarrila el experimento mental de la película, y la convierte en un arbitrario panfleto "new age" que me recordó la clásica cinta Flatliners... lo cual no digo como halago.
Ambas cintas exploraron lo que ocurre después de la muerte física, y en los dos casos me decepcionó que un tema tan enigmático y controversial se resolviera con empalagosas homilías sobre "rectificar errores del pasado"... lo cual es hasta cierto punto inspirador, pero no en la mediocre escala que emplearon estas obras.
Además, The Discovery gasta demasiado tiempo en personajes irrelevantes cuya aportación al relato es mínima (en el mejor de los casos), inflando la duración de la cinta y fracturando aún más la integridad del drama principal. Algunos ejemplos: Toby, el hermano de Will (interpretado por Jesse Plemons), y la joven Lacey (Riley Keough) pseudo-asistente de Harber con dudosa lealtad; meros engranes narrativos que podrían omitirse sin alterar el desarrollo de la trama.
Y no he mencionado las obtusas conversaciones entre Will y la misteriosa Isla (Rooney Mara), una perturbada joven cuya presencia en la mansión de Harber es el más grande "mcguffin" de la película. Pero antes de revelar el propósito del personaje, la cinta intenta forjar una relación con Will por medio de palabrería interminable que, como muchas cosas en The Discovery, no conducen a nada.
En fin... las actuaciones y la tersa dirección aminoran un poco el aburrimiento que se acumula entre los mejores momentos de The Discovery. El planteamiento inicial me gustó mucho, así como la "evidencia" que descubre Harber (uno de los más racionales "científicos locos" en tiempos recientes), formando la base de un notable misterio que sostuvo mi interés durante la segunda mitad de la película. Y si bien el "twist" final me pareció conceptualmente débil, no puedo negar que fue ingenioso e inesperado. Entonces, podría recomendar The Discovery para gente interesada en "la vida después de la muerte", una volátil combinación de ciencia y religión donde ninguna de las dos parece tener la última palabra. Ni hablar... supongo que ya conoceremos la verdad cuando nos llegue el momento. Mientras tanto, esta película nos ofrece una teoría demasiado simple, pero razonablemente entretenida.
Calificación: 7

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