Wednesday, November 1, 2017

1922



Síntomas: El granjero Wilfred James (Thomas Jane) adora su granja, y tiene grandes planes para el futuro. Sin embargo su esposa Arlette (Molly Parker), quien es la dueña legal de la mayor parte del terreno, preferiría venderlo y mudarse a la gran ciudad. Esto plantea un terrible dilema para Wilfred... y decide resolverlo de la manera más drástica posible.

Diagnóstico: No sé si fue azar o un caso de sincronicidad jungiana, pero el año 2017 vio el estreno de seis películas y series televisivas inspiradas en libros o cuentos cortos de Stephen King (The Dark Tower, The Mist, 1922, Gerald's Game, It, y Mr. Mercedes). Es probable que se trate de un caso único en la historia de la literatura; tal vez ni Edgar Allan Poe gozó tal popularidad en la época dorada de Hammer Films.
Pero, bueno... regresando al punto, 1922 quizás no sea la mejor adaptación de Stephen King estrenada esté año, pero definitivamente fue una de las más fieles a su fuente literaria, lo cual fue al mismo tiempo bueno y malo.
Por el lado positivo, 1922 captura el espíritu de la prosa de King, no solo en la crudeza del entorno rural durante los años veintes (un período pintoresco pero muy complicado, cuando aún se disfrutaba la prosperidad de la post-guerra, pero aún no llegaba la Gran Depresión que destruiría los sueños de incontables americanos), sino en la sutil expresión de emociones por parte de lacónicos personajes, forzados a tomar terribles decisiones y afrontar consecuencias capaces de destruir a cualquier individuo.
Por el lado negativo, 1922 se siente lenta y monótona, con una historia sencilla y lineal que, simplemente, no cuenta con suficientes vueltas o altibajos para sostener nuestra atención a lo largo de su parsimonioso desarrollo. En vez de eso nos ofrece la hipnótica actuación de Thomas Jane, revelando facetas de su talento que sus habituales papeles de tipo rudo o anti-héroe no habían logrado explorar. No fue un intercambio bien balanceado, pero la inquebrantable convicción de Jane y la visión del director Zak Hilditch rescatan 1922 de su moroso tono, y nos invitan a contemplar con tensa calma la destrucción de un hombre afligido por devastadores sentimientos de culpa que extinguen cualquier esperanza de redención. En otras palabras: sufrimiento de principio a fin, con pocas probabilidades de catarsis o salvación.
Y, claro, como se trata de un relato de Stephen King, el horror está presente, aunque en una forma más oblicua, casi poética, reflejando la desintegración psicológica del protagonista con metáforas visuales que podrían (o no) estar exclusivamente en su mente.
Esa faceta más ambigua del terror está muy bien manejada, y Hilditch sin duda consigue escenas horribles y perturbadoras, que prácticamente rescatan a 1922 de su introspectiva depresión. Como dije, la mezcla de drama y horror no es muy estable... pero a fin de cuentas cumple su misión de incorporarnos a la tragedia de Wilfred James, y añadir ese escalofrío que acentúa las emociones y hace más memorable la experiencia.
Además de Thomas Jane, merece mención Dylan Schmid en el papel de su hijo Henry, renuente cómplice de las maquinaciones de su padre, que toma una ruta expiatoria muy distinta... menos sensata, e infinitamente más catastrófica. Y Molly Parker, como la esposa Arlette, tiene relativamente pocas escenas, pero contribuye eficazmente a las presiones que soporta Wilfred James, tratando de conciliar los deseos de su esposa con sus propios sueños de independencia económica en su entorno favorito: la idealizada granja americana que, debido al período histórico, sabemos de antemano que tiene sus días contados.
Como parte de la colección Full Dark, No Stars, el cuento “1922” formó parte de uno de los libros más "normales" de Stephen King, enfocado a los horrores internos de la humanidad en vez de los monstruos y fantasmas más comunes en el género. En ese nivel, la película 1922 fue un fiel reflejo de las intenciones de su autor. Sin embargo, como película siento que le faltó algo "extra" para trascender su austera narrativa y convertirse en algo especial, no solo por el nombre de Stephen King, sino por sus propios méritos. Por otro lado, sin duda me ayudó a olvidar The Dark Tower, así que no puedo quejarme.
Calificación: 8

IMDb

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